A orillas del río
Una rana descansaba plácidamente a orillas de un caudaloso río cuando, de repente, un escorpión se acercó a ella. La rana, alerta, observó con precaución al visitante.
—Hola, rana —dijo el escorpión con voz suave—. Necesito cruzar el río, pero no sé nadar. ¿Podrías llevarme en tu espalda hasta la otra orilla?
La rana miró con desconfianza al escorpión y respondió:
—¿Cómo sé que no me picarás con tu aguijón venenoso durante el trayecto?