El rescate
La rana, incapaz de ignorar el sufrimiento del escorpión, se lanza al agua y nada hacia él.
—Agárrate a mi espalda, pero ten cuidado con tu aguijón —advierte la rana mientras se acerca.
El escorpión, agotado y agradecido, se aferra suavemente a la rana sin usar su aguijón. Llegan a la otra orilla sanos y salvos.
—Te debo la vida —dice el escorpión con sinceridad—. Hoy he aprendido que puedo controlar mi naturaleza cuando realmente importa.
—Y yo he aprendido que a veces vale la pena arriesgarse por ayudar a otros —responde la rana.
Se despiden como amigos, cada uno siguiendo su propio camino, pero transformados por la experiencia compartida.
Reflexión final
A veces, cuando confiamos en alguien, le damos la oportunidad de ser mejor de lo que su naturaleza le dicta.