Salvarse a uno mismo
Sin mediar palabra, tanto la rana como el escorpión actúan por instinto. La rana salta al agua y nada rápidamente, mientras el escorpión se escabulle entre las rocas de la orilla.
La serpiente, confundida por el movimiento en dos direcciones, decide perseguir a la rana, pero ésta es demasiado rápida en el agua. Cuando vuelve a buscar al escorpión, ya no logra encontrarlo entre las rocas.
La rana llega a la otra orilla, pero mira hacia atrás pensando en el escorpión.
—Espero que haya logrado escapar —piensa la rana.
El escorpión, desde su escondite, observa a la rana alejarse.
—Fue lo mejor para ambos —se dice a sí mismo—. Cada uno siguió su naturaleza.
Reflexión final
No todas las historias necesitan terminar con una amistad o una traición. A veces, simplemente seguimos nuestro camino y eso está bien.